¡Ya hemos abierto!

Fue durante el primer verano que pisé España que decidí que abriría Madrid Flower School. 


Mi sobrina, Patricia Gallardo, venía a casa y desde las 9am hasta las 6pm tecleaba y hacía llamadas sentada en la mesa de la cocina. Dos pasos más allá estaba yo en mi escritorio con otro ordenador y dolor de espalda, tratando de crear un proyecto apasionante y ambicioso. 


Emprender era un desafío que me había propuesto aunque tenía muy claro cómo me sentía con semejante tarea. Había visitado el Museo del Prado y salí con una lámina de El Perro de Francisco de Goya en la cartera. Partí a la London Flower School, una escuela a la cual le había echado el ojo desde que abrió. Quería saber qué se floreaba en Europa y su estilo me encantaba. Antes había pasado por la FlowerSchool New York y un sinfín de workshops cada uno más entretenido que el otro. En Estados Unidos había trabajado con diseñadoras increíbles, hecho una boda en pleno diciembre en Nueva York (una nevera navideña, con la ayuda de mi amiga Sarita de Castro), y escrito para The Luxonomist y Floristas del Mundo. Londres era el cierre de un ciclo.


Hace 20 años yo estaba echada en mi cama, igual que hoy en que me recupero de un esguince. Pero entonces tenía 33, estaba por divorciarme, con cuatro preciosuras de 2 a 9 años, empastillada a morir, sintiendo que las paredes de mi cuarto eran las únicas que me daban seguridad, que yo no era nada. Y mi madre me dijo: “No hay mal que dure cien años”. En todo ese mar de tristeza, me pareció coherente.


Hoy tengo amigos floristas repartidos por varios rincones del globo. Cada vez que toco una flor, siento una alegría sosegada puesto que viene de una paz profunda. No es muy explicable. He formado un equipo de personas excepcionales que han ido apareciendo en mi vida y no las he dejado escapar. La elección de una escuela fue por sumatoria y descarte: he hecho una cantidad inusitada de workshops y no tengo salud para estar montando y desmontando bodas los fines de semana.


Así nació Madrid Flower School hace un año, y ahora tenemos un bis. Nos reajustamos a los tiempos de la pandemia y nos vamos online. Una oportunidad para alcanzar también a mi Latinoamérica querida.


By Sylvia Bloom

¡Ya hemos abierto!