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Laetitia Mayor de Florésie: Reimaginando las bodas de lujo sostenibles previo a MADRID BLOOMS
¿Podrías contarnos un poco sobre cómo comenzaste en el mundo del diseño floral? ¿Cuál fue tu primer trabajo?
¡Por pura casualidad! En realidad, era ingeniera en la industria de dispositivos médicos, pero llegó un momento en mi carrera en el que me sentí un poco aburrida y necesitaba unas vacaciones. Me apunté a la Escuela de Floristas en París pensando que sería un descanso, sin imaginar que acabaría dedicándome profesionalmente a la floristería. Así comenzó todo, me enamoré de las flores. Son adictivas, y yo me terminé enganchando. Empecé a escribir un blog para contarles a mis amigos y familiares lo que hacía, y lo llamé Florésie. El nombre surge de la combinación de fleurs (flores) y hérésie (herejía), porque siendo ingeniera dedicándome a las flores, era algo “herético”. Me inscribí en un programa de un mes y, al volver, me di cuenta de que mucha gente leía mi blog. Incluso una revista suiza me contactó diciendo: “Nos encanta tu blog, queremos que crees contenido para nosotros”. Ese fue mi primer trabajo pagado como florista.
¿Cómo entraste en la industria de las bodas?
Fundé mi empresa en 2012 en Francia. Mi marido y yo compramos una casa con jardín, y, con mucha ingenuidad, pensé que podría cultivar las flores que usaría para las bodas. Así empecé un jardín de flores de corte que llamó mucho la atención rápidamente. Era justo lo que la gente buscaba en ese momento, y tuve éxito de inmediato. Pero me agoté; era una locura cultivar y organizar bodas al mismo tiempo. Además, no eran bodas de lujo, sino pequeñas, y no ganaba suficiente dinero. Hice eso durante dos o tres años, hasta que decidí que algo tenía que cambiar. Entonces asistí a un taller con Bows and Arrows, un equipo de Texas que hace flores increíbles. Abrieron mis ojos al mercado de bodas de alto nivel y flores de lujo. También aprendí a usar redes sociales como Instagram, que en ese momento era algo nuevo en Francia. Esa experiencia fue un punto de inflexión: decidí cambiar mi clientela y enfocarme en clientes internacionales. Me tomó dos años hacer el cambio, pero ahora eso es lo que hacemos.
¿Cuál es tu sello al diseñar con flores?
¡Las rosas de jardín! Me fascinan. Desde el principio, me atrajo el garden style en la floristería, y las rosas de jardín tienen un lugar especial en mi corazón. En cuanto a colores, me encantan las combinaciones sutiles. Por desgracia, no siempre puedo trabajar con esas paletas porque algunos clientes tienen ideas muy definidas sobre los colores que quieren. Lo que más disfruto es cuando puedo crear yo misma la paleta de colores; eso es lo más divertido, aunque no siempre sea posible. Muchas veces, hay un diseñador de eventos que ya tiene las cosas planificadas.
“¡Felicidad! En las bodas, quiero que mi trabajo transmita felicidad.”
¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración?
Te vas a reír, pero una de mis mayores inspiraciones es Ariella Chezar, creo que es de las mejores. Cuando Sylvia me dijo que venía a MADRID BLOOMS, pensé: “¿Me estás bromeando?”. Ha sido una de las primeras floristas cuyo trabajo me impactó. Al principio también admiraba mucho a Sarah Winward, quien tenía un negocio llamado Honey of a Thousand Flowers. Y en esa época me encantaba Saipua; Nicolette trabajaba mucho con ellos. Esos fueron mis primeros referentes.
¿Cuál ha sido el aprendizaje más significativo en tu carrera?
Es difícil elegir una… Trabajamos exclusivamente en eventos, y siempre pasa algo inesperado, por mucho que planifiques. Es inevitable. Pero lo que he aprendido es que siempre hay solución. La naturaleza siempre provee. Si falta algo, podemos recolectar o improvisar; el entorno natural es tan vasto que siempre hay recursos disponibles. Esa lección me ha enseñado que al final todo sale bien, y eso me ayuda a dormir tranquila por las noches.
¿Hay tendencias emergentes o técnicas innovadoras que te entusiasmen especialmente?
¡Por supuesto! En la industria de eventos seguimos las tendencias de la moda. Ahora mismo, los arreglos florales con un estilo muy escultórico, como los que enseñan en Madrid Flower School, me parecen fascinantes e inspiradores. Diseñar en ese estilo es divertido, y a mi equipo le encanta. Otra tendencia que me atrae mucho es lo que está ocurriendo en Corea del Sur. Su estilo es delicado, lleno de movimiento, y me resulta muy interesante. Si quieres sobrevivir en esta industria, necesitas evolucionar constantemente. No puedes quedarte en un solo estilo sin adaptarte a lo que el mercado demanda.
¿Existen tendencias emergentes o técnicas innovadoras que encuentres especialmente emocionantes?
Hacemos todo lo posible por ser sostenibles. Por ejemplo, utilizamos nuestras estructuras todo lo que podemos, sería absurdo no hacerlo. En cuanto a centros de mesa, nos encanta usar frogs florales de EE.UU. Dicho esto, aún utilizamos espuma floral en algunos casos porque no siempre hay alternativas viables, especialmente en eventos de gran escala. Si hiciéramos bodas más pequeñas, podríamos evitarla por completo, pero en el nivel en el que trabajamos a veces no es realista. Cada vez que aparece un nuevo producto sostenible, lo probamos. Por ejemplo, hemos trabajado con Agra Wool. Seguimos buscando soluciones para eliminar por completo el uso de espuma, ¡pero todavía no estamos allí!
Cuando las personas disfrutan de tus diseños florales, ¿qué mensaje o emoción esperas transmitirles?
¡Felicidad! En las bodas, quiero que mi trabajo transmita felicidad. Aunque hacemos bodas de lujo, con gente muy elegante y todo cuidadosamente refinado, creo que lo que realmente quiero transmitir con mis flores es felicidad.