Federica Carlini: Enseñando el lenguaje de las flores.



De LOEWE Flores a London Flower School, Federica Carlini nos cuenta su viaje hacia el arte floral en preparación a MADRID BLOOMS.


¿Cómo comenzaste en el mundo del diseño floral? 

Empecé un poco por casualidad. Me había mudado a Madrid para hacer un máster de Empresa y Diseño Sostenible en el IED, nada conectado con las flores. Siempre he estado muy ligada al mundo de la fotografía, el diseño y el arte por mi familia; mis padres están bastante involucrados en el mundo de las antigüedades y el diseño italiano. Cuando empecé a trabajar, no sabía nada de flores. Estaba buscando un trabajo para los fines de semana para aprender español, cuando encontré una revista que me gustaba mucho, Kinfolk. En esta revista descubrí el estudio floral de Elizabeth Blumen. Tenía un estilo muy inglés, un poco decadente, bastante nuevo para mí. En Italia, el diseño floral no está muy desarrollado. Me encantaba la estética del estudio, así que mandé un correo para preguntar si necesitaban ayuda. Y un día me escribió diciendo que necesitaban personal, y empecé a trabajar con ella. Me ofreció un curso de formación, y con ella aprendí las bases. Durante el día hacía el máster y por la tarde aprendía sobre flores. Luego me enamoré de este trabajo, sobre todo por la parte expresiva de las flores, más que por las flores en sí. Me fascinaban los significados que tenían para los clientes y toda la parte artística, conectada con la cultura y la tradición.


¿Qué te llevó a empezar a dar clases?

Elizabeth Blumen fue la encargada de abrir la tienda LOEWE Flores y nos recomendó. Estuve tres años allí, pero también hacía mercados de flores y trabajaba como freelance: asistí al festival Flora, realicé bodas, editoriales… me enamoré del mundo de las flores en Madrid. Después, comencé a dar clases. Como estábamos en la entrada del edificio, en la tienda, la gente nos veía todo el tiempo haciendo ramos y se interesaban por aprender. Así que empecé a hacer cursos para los clientes de LOEWE, y luego para otros. Esa fue la primera puerta hacia el mundo de la enseñanza. Después de tres o cuatro años, sentí que había experimentado todo lo que podía en Madrid. Comencé a buscar trabajo en otros países y encontré London Flower School. Cuando llegué, me enamoré del lugar, y la directora me ofreció el puesto de tutor. Fue una experiencia maravillosa porque allí pude desarrollar mi propio estilo. 


¿Cuál es tu sello al diseñar con flores?
Depende un poco de la temporada, ya que he cambiado mucho en los últimos años. Ahora diría que la elección de los materiales es muy importante para mí; no mezclo demasiados materiales, prefiero seleccionar unos pocos. También le doy mucho valor estético a cada uno de ellos. Suelo crear grupos de flores bastante marcados para que la esencia de cada material resalte en el diseño. Además, las formas y las líneas juegan un papel crucial. Cuando hago instalaciones, ya sean grandes o pequeñas, las planteo de manera muy fotográfica. Es como si estuviera creando una fotografía dentro de un marco, y el arreglo es parte de ese marco. Siempre uso fruta, verduras, props u otros materiales. Utilizo lo floral para complementar el espacio. Pienso mucho en la composición, y si no hay un espacio adecuado alrededor, me cuesta más. Necesito tener una historia clara detrás.

"Quiero que haya una reacción, pero no una que sea disruptiva, sino algo orgánico que se fusione con el entorno."


¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración?

Esto cambia con las temporadas. Durante mucho tiempo, ha sido la comida. De hecho, hubo momentos en los que me gustaba más arreglar con comida que con flores, pero ahora he vuelto a las flores. Mi fuente de inspiración está muy ligada a la tradición. Por ejemplo, con las bodas, me encanta ver lo que se hacía en el pasado. Me apasiona ver, a nivel histórico, todo lo que ha sucedido en cada siglo en el arte floral. Hay estéticas muy diferentes que cambian con los siglos y están muy conectadas con lo que sucedía en la sociedad. Tomo mucha inspiración de esto. Si un proyecto está relacionado con una ubicación que tiene alguna referencia, voy a investigar cómo eran las flores en el momento en que nació esa ubicación. Si tengo una ubicación muy industrial, trato de hacer algo que sobrepase al edificio. Se podría decir que mi inspiración está más conectada con la historia del arte floral, con la tradición y con la artesanía de cada lugar donde trabajo.


¿Cuál ha sido el aprendizaje más significativo en tu carrera?
Todos dentro de nosotros tenemos algo creativo. No es cierto que haya gente creativa y gente no creativa. Todos tenemos algo en nuestro interior que se puede nutrir de lo práctico y lo creativo. Algunas personas necesitan más ejercicio para sacar esto, y para otras es algo esencial. Hay temporadas en las que tengo muchas ideas y mi estilo avanza de manera coherente, pero también hay momentos en los que siento que estoy en un desierto árido. He aprendido que, para desarrollar mi estilo y creatividad, tengo que experimentar y darme tiempo para probar cosas. Suelo mirar fotos de alguien cuyo trabajo me gusta y trato de hacerlo a mi manera. Si veo que funciona, lo sigo. Si no me tomo ese tiempo para observar los detalles y probar, mi trabajo no evolucionará.


¿Existen tendencias emergentes o técnicas innovadoras que encuentres especialmente emocionantes?

No creo que sean tanto las técnicas innovadoras las que me interesan, sino más bien las técnicas de países en los que no he estado. Por ejemplo, todo el trabajo que se hace con bambú en Asia, o el trabajo con hojas en Tailandia, Indonesia… Son cosas que no sé cómo se hacen, pero me encantaría experimentarlas. Tengo que tomar cursos para aprender más. En Japón, por ejemplo, tomaría un curso de estructuras de bambú. En realidad, lo que más me interesa son las técnicas artesanales de tradiciones de países alejados de Europa. Hay cosas que quizás no consideremos parte del arte floral, como la técnica de las cestas, y eso me gustaría incorporarlo al arte floral.


¿Qué prácticas sostenibles incorporas en tu trabajo diario como diseñadora floral?

No uso esponja floral, que es bastante común ahora. En Inglaterra, la mayoría de los diseñadores no la usan. Me acostumbré tanto a no usarla que ahora me cuesta. Mis diseños se basan más en la malla gallinero o en el kenzan. Luego, a nivel sostenible, soy muy fan de usar flores de granjas, estéticamente me encantan, y aquí en Inglaterra hay granjas increíbles. También apuesto por flores de temporada, porque todo lo que contribuye a la sostenibilidad añade valor al trabajo en sí. Usar flor de temporada le da más significado y sentido al arreglo, además de ser más sostenible. Usar malla de gallinero o kenzan también me da un resultado estético de mejor calidad. No entiendo por qué el tema de la sostenibilidad no está más de moda, especialmente por una cuestión estética. Creo que el resultado final es de mejor calidad. Estas son algunas de las prácticas que sigo.


¿Qué quieres que la gente sienta cuando vean tu trabajo?

Es algo bastante obvio, pero quiero que se sientan bien. Quiero que haya algo muy esencial, una conexión con un sentido de belleza que llevamos dentro. No necesariamente busco que lo que hago sea "bonito" en el sentido más superficial de la palabra; no me interesa crear algo solo "pretty". Tiene que ser algo que impacte. Quiero que haya una reacción, pero no una que sea disruptiva, sino algo orgánico que se fusione con el entorno, que forme parte de la experiencia que la gente está viviendo en ese momento. No quiero crear una experiencia aislada; quiero que las flores complementen lo que ya está pasando. 



Federica Carlini: Enseñando el lenguaje de las flores.